ECONOMÍA DIGITAL: PERSUASIÓN EN LA ERA DIGITAL
ECONOMÍA DIGITAL: PERSUASIÓN EN LA
ERA DIGITAL
La
humanidad ha ingresado en un ecosistema donde los algoritmos modelan la
atención, los datos anticipan deseos y la información ya no se recibe, sino que
se filtra, personaliza y reconfigura en tiempo real. En este contexto, la
economía digital no es solo un sistema de producción y distribución basado en
plataformas tecnológicas, sino una arquitectura persuasiva que moldea
conductas, actitudes y decisiones a escala masiva. En este entorno, la
psicología ya no puede limitarse a observar los procesos de influencia
tradicionales; debe desentrañar las nuevas lógicas de poder simbólico,
cognitivo y emocional que se articulan en la interfaz entre el sujeto y la
máquina. Este ensayo examina cómo opera la persuasión en la era digital desde
una perspectiva psicosocial crítica, analizando los mecanismos de influencia
que estructuran la economía digital contemporánea, sus efectos sobre la
autonomía del sujeto y las implicaciones éticas que emergen de esta
transformación.
El
fenómeno de la economía digital se configura a partir de la convergencia entre
plataformas tecnológicas, inteligencia artificial, recolección de datos y
sistemas de recomendación que transforman la manera en que se produce,
distribuye y consume la información. Sin embargo, esta estructura no solo
redefine las relaciones económicas, sino que actúa como un sistema de
influencia constante, en el que los estímulos persuasivos están incrustados en
la arquitectura misma de las plataformas. La llamada “persuasión digital”
implica la aplicación sistemática del conocimiento psicológico, especialmente
del análisis del comportamiento humano, para diseñar entornos digitales capaces
de inducir determinadas decisiones, elecciones y hábitos de consumo (Fogg,
2003).
Una de
las expresiones más visibles de esta lógica persuasiva es el uso de interfaces
diseñadas para captar y retener la atención del usuario mediante mecanismos de
refuerzo intermitente, retroalimentación continua y gratificación inmediata.
Tal como advierte Zuboff (2019), estas plataformas no solo recogen información
sobre el comportamiento, sino que modifican activamente las condiciones para
que dicho comportamiento se oriente en una dirección funcional al modelo de
negocio. Así, los datos no solo se recolectan: se capitalizan para optimizar la
eficacia de los estímulos persuasivos, orientando las decisiones del usuario de
forma automatizada y casi imperceptible.
El
modelo conductual aplicado al diseño digital, conocido como “captología” (Fogg,
2003), se nutre de principios derivados de la psicología del aprendizaje, como
el condicionamiento operante, pero también incorpora elementos cognitivos y
afectivos. Por ejemplo, las notificaciones constantes y la lógica de “scroll
infinito” apelan a mecanismos de recompensa variable, similares a los que
operan en la adicción al juego (Alter, 2017). Estas estrategias no solo
manipulan la atención, sino que redirigen el comportamiento hacia metas
preestablecidas por el diseño algorítmico, borrando la frontera entre decisión
autónoma e inducción tecnológica.
Dentro
de este entramado, la persuasión deja de ser un acto comunicacional explícito
para convertirse en un proceso ambiental, estructural y automatizado. La
personalización algorítmica —es decir, la capacidad de los sistemas para
adaptar el contenido, la publicidad y las sugerencias a las características
psicológicas del usuario— incrementa de manera sustancial la eficacia de los
mensajes persuasivos (Kaptein & Eckles, 2012). Este tipo de personalización
no solo utiliza información demográfica o histórica, sino también modelos
predictivos sobre las emociones, los valores y las vulnerabilidades cognitivas
del usuario. En palabras de Eyal (2014), los productos digitales están
diseñados para convertirse en hábitos, no solo en herramientas.
El
ámbito de la publicidad digital representa uno de los sectores donde esta forma
de persuasión se despliega con mayor intensidad. El marketing conductual ya no
segmenta al público en grandes categorías sociodemográficas, sino que rastrea y
analiza microcomportamientos individuales para emitir mensajes
hiperpersonalizados que maximicen la conversión. Este tipo de targeting
psicológico, basado en la minería de datos masivos, permite elaborar perfiles
de usuario con una precisión que desafía la privacidad e incluso la capacidad
de autodeterminación del sujeto (Kosinski, Stillwell & Graepel, 2013). En
este marco, la persuasión no solo se adapta al perfil del usuario, sino que se
anticipa a sus decisiones, generando una ilusión de elección libre mientras el
margen de agencia se ve progresivamente erosionado.
Desde la
psicología social, esto plantea un cuestionamiento central sobre el estatuto de
la influencia y la autonomía. La investigación sobre reactancia psicológica ha
mostrado que los individuos tienden a resistirse cuando perciben que su
libertad está siendo amenazada (Brehm & Brehm, 1981). Sin embargo, en el
entorno digital esta amenaza no es percibida como tal: los usuarios interactúan
con plataformas diseñadas para parecer neutras o amigables, mientras en
realidad están siendo guiados por sistemas cuya lógica es invisibilizada. Esta
invisibilización convierte a la persuasión digital en una forma de poder blando
y silencioso, capaz de operar por debajo del umbral de la conciencia crítica.
Las
redes sociales digitales son un caso paradigmático. En estos entornos, la
persuasión se articula a través de múltiples capas: desde la arquitectura
algorítmica que decide qué contenido mostrar, hasta los sesgos de validación
social que inducen a conformarse con las opiniones dominantes en un grupo (Chou
& Edge, 2012). Además, los mecanismos de retroalimentación inmediata
—likes, shares, comentarios— generan una presión constante hacia la
autoafirmación y la pertenencia simbólica, reforzando la dependencia afectiva
de la aprobación virtual. Este sistema de persuasión permanente modifica no
solo conductas de consumo, sino estructuras profundas de la identidad.
En este
contexto, la economía digital opera como un entorno normativo que prescribe
modos de ser, de interactuar y de sentir. La lógica del “engagement” —es decir,
de la captación continua de la atención— se convierte en el criterio dominante
de diseño, desplazando otras dimensiones como la veracidad, la relevancia o la
profundidad del contenido. Esto ha llevado a una precarización del discurso
público, donde las narrativas polarizadas, emocionales o simplificadas tienen
mayor alcance que los contenidos críticos o reflexivos (Tufekci, 2015). La
persuasión digital, entonces, ya no se limita a inducir decisiones
particulares, sino que estructura las condiciones para la producción misma del
sentido social.
La
psicología, en este escenario, tiene la responsabilidad de analizar
críticamente los fundamentos psicosociales que sustentan estas nuevas formas de
influencia. En lugar de ofrecer simplemente herramientas para aumentar la
eficacia persuasiva de las plataformas, debe contribuir a la construcción de
una alfabetización digital crítica, capaz de dotar a los individuos de recursos
cognitivos, afectivos y éticos para resistir la manipulación. La noción de
“sujeto soberano” —aquel capaz de deliberar, evaluar y decidir en función de
sus propios valores— debe ser protegida frente a las lógicas de automatización
del deseo que propone la economía digital.
Además,
desde una perspectiva ética, resulta urgente cuestionar los límites entre
persuasión y manipulación. Mientras la primera se basa en el reconocimiento de
la autonomía del otro, la segunda la instrumentaliza para fines que no siempre
son transparentes. La persuasión digital, al operar sobre la base de asimetrías
informacionales y cognitivas profundas, tiende a deslizarse hacia formas de
manipulación estructural que amenazan los principios de equidad, justicia y
libertad individual. Como advierte Sunstein (2016), el diseño de entornos
digitales debe orientarse hacia el “paternalismo libertario”, es decir, hacia
formas de influencia que respeten la autonomía del sujeto al tiempo que
promuevan decisiones informadas y beneficiosas.
En
conclusión, la economía digital ha transformado radicalmente el ejercicio de la
persuasión, trasladándolo desde el espacio del discurso explícito hacia el
terreno de la programación algorítmica, el diseño de interfaces y la gestión de
datos. Este nuevo entorno presenta oportunidades inéditas para la comunicación
y la participación, pero también riesgos profundos para la libertad psicológica
y la integridad democrática. La psicología no puede permanecer neutral frente a
estos procesos: debe asumir un rol activo en el análisis, la regulación y la
educación frente a las nuevas formas de influencia digital. Solo desde una
perspectiva crítica, ética y profundamente humana será posible contrarrestar
las dinámicas de colonización de la atención, la voluntad y el deseo que
caracterizan a la persuasión en la era digital.
REFERENCIAS
Alter,
A. (2017). Irresistible: La adicción a la tecnología y el negocio de
mantenernos conectados. Paidós.
Brehm, S. S., & Brehm, J. W. (1981). Psychological
reactance: A theory of freedom and control. Academic Press.
Chou, H. T. G., & Edge, N. (2012). "They are
happier and having better lives than I am": The impact of using Facebook
on perceptions of others’ lives. Cyberpsychology,
Behavior, and Social Networking, 15(2),
117–121.
Eyal,
N. (2014). Hooked: Cómo construir productos y servicios exitosos que formen
hábitos. Empresa Activa.
Fogg, B. J. (2003). Persuasive technology: Using
computers to change what we think and do. Morgan Kaufmann.
Kaptein, M., & Eckles, D. (2012). Heterogeneity in
the effects of online persuasion. Journal of Interactive Marketing, 26(3),
176–188.
Kosinski, M., Stillwell, D., & Graepel, T. (2013).
Private traits and attributes are predictable from digital records of human
behavior. Proceedings of the National Academy of Sciences, 110(15),
5802–5805.
Sunstein, C. R. (2016). El paternalismo libertario: Una
alternativa al Estado regulador.
Taurus.
Tufekci, Z. (2015). Algorithmic harms beyond Facebook
and Google: Emergent challenges of computational agency. Colorado Technology Law Journal, 13(203), 203–218.
Zuboff,
S. (2019). La era del capitalismo de la vigilancia. Paidós.
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